Padres alcohólicos
Para un niño, vivir en
un hogar donde uno de los progenitores es alcohólico, puede resultar una cárcel
donde el terror es el pan de cada día. Ser pequeño y vivir
esa situación crea en él una sensación de angustia, que es incapaz de comprender.
Los padres deben aportar al hijo un lugar
seguro, de aprendizaje y amor, donde pueda desarrollar su personalidad saludablemente. Sin
embargo, esto se convierte en un imposible, cuando uno de los progenitores
tiene problemas con la bebida. El hijo aprende a vivir en un estado de ansiedad,
donde el dolor y la angustia se convierten en sus compañeros de juegos, cuando debe
aprender a ser invisible para que la ira del padre adicto no le roce. Estos
niños, al hacerse adultos, tienen más posibilidades de ser alcohólicos o de
casarse con una pareja con este problema.
En el hogar del padre
alcohólico todo gira en torno a él. El cónyuge no adicto debe afrontar la
enfermedad de la pareja, además de la responsabilidad de sacar adelante a toda
la familia, lo que deja poco tiempo para dedicarse a la educación de los
pequeños. En un clima semejante no existe casi tiempo para satisfacer las
necesidades emocionales del hijo que están criando. El niño se convierte en
espectador de un mundo distorsionado, que no le está dando pista reales sobre
cómo debe desenvolverse en la vida. Hace lo que puede para sobrevivir y salir
adelante, diferenciarse de ese padre enfermo que ha convertido su nido en una
pesadilla. El alcohol es un gran estresante para el núcleo familiar, se crean
constantemente conflictos que los integrantes están obligados a solucionar,
dentro de sus posibilidades, y la mayoría de las veces no saben cómo. Se puede considerar al alcoholismo de cualquiera de
los progenitores, como una gran crisis, la cual es probable que les lleve a la
catástrofe, destruyendo a la familia.
Bibliografía: http://gabinetedepsicologia.com/padres-alcoholicos-como-afecta-a-los-hijos-en-su-desarrollo-emocional-psicologos-madrid-tres-cantos
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